miércoles, 1 de febrero de 2012

LOCO AFÁN, de Manuel Guerrero Cabrera


Hay un tañido lírico que rodea el epicentro de esta obra y, con él, al lector que se aproxima a la puerta entornada del lar hospitalario de sus versos. Un primer rumor vago, apenas perceptible, que invoca al tacto, para luego convertirse en un suceso que, a modo de caricia, se hace roce para, finalmente, encender la emoción que su palabra pespuntea con gusto, exquisitez y, contraviniendo al propio título, mesura y medida.

“Desde que no te bañas
en mis pupilas, veo
mi sequedad”. 

Hitos de un camino definido por la sencillez y la transparencia. Loco afán, como piedra que transforma su sólida naturaleza en sutiles ondas, tras un único y agudo chapoteo, antes de hundirse en las tranquilas aguas, extiende la levedad de su canto desde el impulso que la frase de Enrique Cardícamo –“El mismo, el mismo loco afán”-, a modo de portico poético, antecede al poema que da título a la obra. Y nos invita a zambullirnos tras ella, para reencontrarnos con la acendrada pureza de la palabra poética.

“Desde entonces no olvido
que el debut del olvido es descalzarse”

Cuatro latitudes componen el hemisferio de esta obra. En cada una de ellas, Manuel Guerrero Cabrera, transita desde la  etapoesía en una primera parte, “Loco afán”. En un arriesgado pero hábil y certero oficio poético, “La poesía / es palabra en el tiempo, / pero el poeta, / palabra en el espacio”. En la segunda, “El mismo amor”, la vastedad dichosa del amor rezuma en la boca de la alquitara cuya esencia es bálsamo, “Como el amor. / Como este amor / que no podemos ver / y que tanto sentimos”. La tercera, “La misma lluvia”, la inclemencia del cielo como metáfora de lo siempre fresco y nuevo desde la evocación y el deseo. Y la última, “IV”, bellísima y sobrecogedora descripción de la orfandad por la pérdida del amigo y de uno mismo. El trémulo y cintilante verso toma mixtura de aforismo y de epigrama funerario griego con vocación trascendente.

“Y se fue sin aviso como un rayo caído
que escoge ser oscuro tras dividir la noche”.

El poeta se eleva en la creación con proverbial vuelo para, una vez su vista deja de alcanzar la definición del paisaje, su corazón asiente la patria emocional de su existencia vital y poética, “Siempre en el sur”. De ahí ese vestigio de voz sumida en la mejor tradición poética andaluza, en el que el tiempo es venero que fluye invisible.

“Deja correr el agua. 
Deja que pase el tiempo”

Presentación de Loco Afán por Ediciones En huida el próximo día 3 de febrero, a partir de las 20:30 h, en EL CENTRO DE TODAS LAS COSAS, Madre de Dios, 8, Sevilla.

0 comentarios:

Publicar un comentario